LUZBY BERNAL

viernes, 23 de marzo de 2012

SOBRE LA ACCION Y EL RITMO : YIN Y YANG

FANTASY

El Universo es movimiento. La energía es movimiento. La vida es movimiento.
Existimos en constante movimiento. 

Sin embargo ese movimiento ,que es la Creación misma, tiene un ritmo. Y ese ritmo es cambiante. Se acelera y se desacelera en función de los ciclos que marcan las leyes universales.

Nosotros somos micro –universos y también tenemos nuestro ritmo. Hay ciclos en nuestra vida que requieren ralentizar, frenar, reflexionar.. Son periodos de interiorización, marcados por una energía yin, introspectiva, lenta, meditativa.  Es la energía de la gestación. La energía femenina que precisa esa quietud para germinar y alimentar.

Sin embargo, en otros periodos necesitamos la acción, el movimiento, el ritmo  acelerado, la energía Yang creadora, activadora, impulsora. Una energía mucho más rápida, contundente, que provoca cambios, que  materializa proyectos, que  empuja y moviliza. Es la energía masculina que precisa de la acción y el ritmo para crear.

Una sin la otra están incompletas. Y los excesos en un polo o en el otro pueden ser devastadores.

Demasiado yin nos puede llevar a un estado vegetal, inerte, depresivo, inmóvil. La gestación puede convertirse en degradación.
 Demasiado yang nos puede convertir en seres agresivos, violentos, avasalladores . La creación puede convertirse en destrucción.


FANTASY



Ambas son imprescindibles pero ambas en su justo equilibrio.

Nuestro espíritu , que es andrógino, necesita equilibrar en nuestra alma ambas polaridades, y eso no es fácil en nuestro plano tridimensional. Requiere de un esfuerzo y un trabajo personal intenso, y a menudo nos encontramos situados en uno de los dos polos, emulando al péndulo que va y viene de un extremo al otro, hasta encontrar su centro.

No hay proyecto que no sea primero gestado bajo la energía yin de la introspección, la reflexión o  la meditación. Y tampoco podría materializarse si no tuviéramos la energía yang necesaria para movilizar todas esas ideas y concretarlas en la densidad de la materia.

Podemos identificar nuestra polaridad predominante  en distintas etapas personales observando aquello que sucede a nuestro alrededor:  SI nuestro yang está muy activo, todo se moverá con mucha intensidad y no siempre de forma armónica. Si por el contrario es nuestro yin quien está demasiado activado, nuestra realidad estará paralizada.

 Equilibrando nuestro interior conseguiremos equilibrar también la realidad exterior que nos rodea. Por el principio de lo “que es dentro, es fuera; lo que es arriba, es abajo “.

Nada está desconectado, sino que simplemente la energía vibra y se  materializa. Dependiendo del tipo de energía, la densificación de la misma nos mostrará una realidad u otra.

De todo esto podemos concluir que tan importante es en nuestra vida tener espacio para la meditación, la reflexión y la interiorización, como también para la acción, el movimiento , el ritmo. No podemos estar equilibrados si renunciamos a una de ambas energías. Yin y Yang son imprescindibles por igual en todo ser humano. Hombre o mujer.

FANTASY

Del mismo modo que necesitamos el día y la noche,  la acción y el reposo, necesitamos meditar y actuar para que nuestro ritmo vital sea armónico, equilibrado y alineado con el ritmo del Universo que  contiene esas dos mismas energías representadas en nuestro sistema solar por El Sol y la Luna. 

Cuando el Universo incrementa su “ritmo”, la aceleración energética que se produce en ciclos como el que estamos viviendo ahora  es especialmente importante. 

Si nuestro equilibrio es aceptable, tendremos la solidez necesaria para  poder absorber de forma más armónica esa aceleración.
Una vez más, el poder está en nuestro interior.  Es hora de tomar las riendas.

Solamente con observar lo que sucede a nuestro alrededor, identificaremos rápidamente si nos conviene tomar más tiempo para meditar e interiorizar , o sí quizás es momento de actuar y movilizar nuestra energía para crear un nuevo proyecto  o simplemente despertar y materializar  aquellos que estaban dormidos.

Que el Sol Padre te llene de luz  y la Madre Tierra vierta sobre ti todas sus bendiciones.


Esther Beltrán




ALGO MAS QUE HE ENCONTRADO.


FANTASY

Tao o Dao es un término chino que significa “camino”.

El Tao es una fuerza primitiva que es producida por todas las fuerzas naturales del cielo y de todo el universo. Tao es una forma de vida, no es un Dios o una religión. Los principios del Tao fueron enunciados por primera vez por medio de símbolos y de palabras por los antiguos filósofos de la China, hace más o menos 5000 años. Es una forma de equilibrar la vida.
Uno de los primeros filósofos del Tao fue Lao Tzu. Era un funcionario del Tesoro Real o Biblioteca de la dinastía Zhou y esto le facilitó el convertirse en un erudito de renombre. Se cuenta que el joven Confucio lo visitó para pedirle información sobre los rituales de la dinastía Zhou. Disgustado por la decadencia en la que vivía la familia real de Zhou, Lao Tzu abandonó la capital Luoyang y al llegar al paso de Han Guguan escribió los dos tomos del Tao-te ching, donde expresa todo lo relativo a lo que el llamo EL YIN YANG.

El YinYang es un símbolo dinámico. Muestra la continua interacción de dos energías y su equilibrio: como tal, es un símbolo de armonía. Es un símbolo que crea igualdad pues sin el Yin no podría existir el Yang y al revés, igual, y sin la interacción de ambos, no se genera vida. No existe nada opuesto entre el Yin y el Yang. Son complementarios.

Lao-tzu en “Tao-te ching” escribió: “Todo tiene dentro de sí ambos, yin y yang y de su ascenso y descenso alternados nace la nueva vida”.

Cuando una de las dos energías llega a su máxima expresión, inicia la transformación en su opuesto: esto es lo que representan los dos puntos en el símbolo. En su máxima expresión, el yang contiene la semilla del yin, tanto como el yin contiene la semilla del yang.
Cuando se reconoce la Belleza en el Mundo
Se aprende lo que es la Fealdad;
Cuando se reconoce la Bondad en el Mundo
Se aprende lo que es la Maldad.

(Tao Te Ching)


Yin, originariamente, era el nombre del lado frío de la montaña, aquel que mira al Norte; al contrario, Yang era el nombre de aquel más calido, dirigido al Sur.
Yin es el lado oscuro, la noche y lo femenino; Yang el lado masculino, la luz y lo masculino.
Yin es la Luna, el Agua y la Tierra; Yang es el Sol, el Fuego y el Paraíso.


El libro del I Ching, es el libro sagrado para el Tao.

Su verdadero sentido, nada tiene que ver con un libro de adivinación.
 En su forma original utiliza un lenguaje muy simple que apunta directamente a la naturaleza espiritual de todo lo que existe.

Sólo dos trazos: Una línea continua Yang. El Cielo. Lo Espiritual. El Padre.

Una línea discontinua: Yin. La Tierra. La Materia. La Madre

Sólo dos realidades, Cielo y Tierra.

Espíritu y Materia. Y del encuentro de ambas nace toda forma o fenómeno.


Estas dos líneas y sus diferentes combinaciones forman los ocho trigramas del libro de las Transformaciones, éste es su abecedario. Y este abecedario tan simple como profundo habla en un “lenguaje” que abarca desde lo más profano hasta lo más espiritual, llevando ambas realidades a su unidad original.


Actualmente, cuando compramos cualquier aparato, por simple que sea, viene con su libro de instrucciones. El ser humano, sin embargo “parece” que viene sin instrucciones. A pesar de ser una forma de vida muy compleja, elaborada y destinada a llegar a “saber” ese misterio que es. Pues bien, el Tao, nos dice que el I Ching es “el libro de instrucciones del ser humano”. Y con ese vocabulario tan sencillo, compuesto de dos únicos trazos (las palabras se añadieron posteriormente) va mostrando el Camino, el Gran Camino.


Estas instrucciones son simples y no dejan mucho lugar ni a fantasías, ni a ilusiones. Son tan radicales como las líneas que las expresan. Señalan claramente los niveles con conciencia necesarios para llegar a “ser” lo que realmente somos.


Estas instrucciones nos llegan a través de un libro sagrado proveniente de una cultura muy lejana en el tiempo y también en el espacio. Permitiéndonos caer en la trampa de pensar que son simples recomendaciones, eso sí, llenas de sabiduría.

Pero lo sorprendente de todo es que la información esencial de esos trigramas es también la esencia más íntima de nuestros órganos vitales.


Podemos decir, aunque esto no ha sido dicho en el I Ching, sino en nuestra propia tradición: ”Llevamos tus leyes escritas en nuestras entrañas”.


Nuestro cuerpo es realmente un templo y en él está escrito todo. ¿Será por eso que el ser humano sigue buscando la respuesta hasta su último aliento?


Esto me recuerda la respuesta de un maestro zen contemporáneo a su discípulo cuando éste le preguntó si él también podría llegar a la iluminación. Su respuesta fue clarísima “Si usted tiene un cuerpo, puede”.


Sabemos que el ser humano no es una colección de distintas partes, sino un todo: cuerpo–mente–alma. Lo transitorio, como las emociones, cohabitan en la misma “casa” que lo inmanente, como el espíritu. Y no hay ni un solo cabello que quede fuera de este juego.


En un camino espiritual serio y profundo libre de teorías, doctrinas o conceptos, el cuerpo está totalmente comprometido y con él todos los órganos vitales por su influencia sobre los distintos niveles de conciencia.


El Tao nos enseña que todos ellos participan, no sólo haciendo posible la vida en el cuerpo, sino alimentando nuestras emociones, nuestra mente e influyendo muy activamente en el nivel de conciencia.


El I Ching igualmente nos dice como lo aparentemente débil y transitorio encierra el secreto de lo trascendente.


Aunque todos los órganos participan, nos alargaríamos demasiado en ver cuál es su parcela en el camino espiritual. Por otra parte, para abordar la importancia que tiene la alimentación en todo esto, será suficiente enfocarlo a través de los “órganos clave”: el corazón, los riñones, el bazo y los pulmones.


El corazón funciona con la energía del trigrama del fuego, la luz que ilumina la conciencia. Es el órgano de la autoconciencia. Si nos fijamos en este trigrama, está formado por dos líneas continuas (yang) en el exterior, y una línea discontinua (yin) en su interior.





FUEGO


La dimensión del cielo, de la luz, creando en su interior y envolviendo la materia. El poder y la fuerza de lo espiritual abrazando la debilidad de la carne. Del corazón humano cuando está “sano” nace lo más noble; es ese tesoro que sabemos ver en las personas a las que amamos. Y es el tesoro que sabemos ver en cada cosa cuando está realmente funcionando con nuestro corazón, y el “combustible” que le corresponde, la luz de la autoconsciencia. Del corazón humano, brota el amor, la compasión, la honestidad, el sentimiento de unidad con el otro o con lo otro, la gratitud, la necesidad de compartir y disfrutar lo que se tiene con los demás; es la casa de la felicidad.


En el trigrama del corazón, el I Ching nos dice que para andar el camino, necesitamos, lo primero de todo, claridad mental y un propósito claro. Recordemos que el corazón es la puerta de la mente.


La luz que habita en el corazón es la luz que ilumina la consciencia, por eso cuando “esa luz” falta, lo que suele brotar es lo peor: la crueldad, la ignorancia (especialmente de nosotros mismos), el egoísmo, el egocentrismo, la arrogancia y la soberbia (una de las peores enfermedades). Si esta luz aún no está disponible en el corazón, si está aún cerrado a su verdadera identidad, falta la lucidez mínima necesaria para emprender el camino que nos llevará a nuestro destino.


Por esta razón, todo camino espiritual, comienza trabajando el propio corazón, ésta es la llave que abrirá la primera puerta del “Templo”.

 TU ERES TEMPLO DE DIOS.


Tomado de la web.

Un abrazo de amor infinito
Dannys.


câlins

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